No nos vamos a referir a la famosísima ermita de Antigua ni a los declarados ya monumentos en las guías turísticas, con suficiente promoción, sino a esos edificios del siglo XX que ya son clásicos y representativos de un importantísimo movimiento estético en la arquitectura de este siglo que marcará los cánones constructivos de las décadas siguientes. El Racionalismo, cada día más valorado tanto en su estética como en sus postulados vanguardistas, propone un nuevo tipo de edificio dirigido a su uso funcional y al hombre como medida de todas las cosas. Algunos consideran fría e impersonal la estética de estos edificios y otros somos entusiastas de sus vanguardistas diseños.
Villa "Gure Amets" de Ipinza, en Zumárraga. Autor desconocido.
Foto: B.R. el Blog de Bernar |
Hoy día se tiende a la conservación de los principales edificios de este movimiento, lo que no es difícil dado que su diseño permite reutilizarlos una y otra vez, ventajas de su funcionalidad. Así quedan en pie fábricas, edificios de viviendas, casas y olvidadas villas particulares, que jalonan con su elegante presencia nuestro paisaje urbano e industrial, siendo frecuentemente visitados por estudiosos y amantes de la Arquitectura. Es además, un movimiento que caló bien en la burguesía local que vio en sus primigenias formas estructurales una continuidad con el canon estético vasco en la que la esquematización, rotundidad y geometrización de las formas es clásica. El Racionalismo además, fue el estilo favorito de las promociones de vivienda para las clases medias y trabajadoras que dio forma a las florecientes villas industriales guipuzcoanas. Un arte para las nuevas clases educadas y con amplio acceso a bienes de consumo, que demandaba viviendas prácticas y elegantes con sobriedad, libres de ostentación, de sobrecarga decorativa y de adorno innecesario, rápidas de construir con nuevos materiales y fáciles de pagar. En B.R. tenemos que decir que nos gustaba mucho más el aspecto del pueblo antes, cuando Madaya y la fábrica de licores daban personalidad a Labeaga, cuando funcionaban las estaciones, más arquitectura echada a perder. Aquella vida opulenta con futuro prometedor y trabajo para todo el mundo que lo quisiera, las calles llenas de gente con dinero y ganas de diversión, los largos fines de semana. Los edificios reflejan el esplendor de esta época de desarrollo sin precedentes, el mundo feliz y bien organizado que se proyectaba a la vista del creciente bienestar.
El nº1 del Barrio San Martín, de autor desconocido, es uno de mis favoritos, creo que es uno de los mejores edificios de viviendas racionalistas que se conservan en Guipúzcoa, junto con el ya reconocido Grupo S. Sebastián, de Ramón Martiarena. Fue erigido en la década de los 50 y algunos balcones aún conservan la carpintería original de la elegante y funcional galería con cristalera. La fachada se distribuye en series de casetones cuadrados interrumpidas por las columnas de balcones con una atrevida solución en voladizo que dobla la superficie disponible en ellos. De esta manera, en lugar de los típicos balcones estrechos empotrados en la fachada que serían de esperar aquí, logra con una breve modificación una fachada original llena de movimiento que rompe el rígido esquema en cuadrícula. La sustitución de ventanas por miradores hasta el suelo consigue un interior luminoso y abierto al exterior.
Nº 1 del Barrio San Martín de Urretxu. Autor desconocido.
Foto: B.R. el Blog de Bernar |
Otro edificio que cualquier ciudad hubiera dado algo por haberlo tenido fue el de Fundiciones Urretxu, de 1939, obra del gran arquitecto vasco Luis Astiazarán Galarza, autor de importantes obras industriales y civiles en Guipúzcoa como el maravilloso edificio de SACEM en Villabona, casi el edificio industrial más bello del mundo, o SAPA de Andoain, no menos notable y según los entendidos el mejor edificio de su autor. Aquí como somos más tontos que un saco de habas nos permitimos que una obra así acabe en la ruina. En Fundiciones Urretxu (antes Sarralde) utiliza sus típicos muros completamente ocupados por cristaleras que iluminan los amplios interiores. También es marca de Astiazarán la horizontalidad del diseño. La entrada, con su porche modesto pero noble, es otro elemento destacable. Este elegante edificio, perfecto para reutilizarse como revalorizada urbanización de "lofts" de lujo, se encuentra hoy día en ruina total.
En Legazpia se conservan numerosos inmuebles de este gran arquitecto, en perfecto estado de utilización aún acogiendo residentes como en el famoso "edificio del banco" que aloja los mejores apartamentos de la villa en sus cuatro plantas de viviendas y la sucursal del banco de Bilbao en su planta baja. Este edificio magníficamente habilitado remata la esquina en curva y conforma una nueva calle secundaria paralela a la avenida principal, dando al centro urbano toda su personalidad. También muchos chalets y casas señoriales de la zona son obra del taller de este gran arquitecto, en nuestra opinión, a la altura de los grandes del S XX como Niemeyer, Gropius o Le Corbusier.
Edificio SACEM de Luis Astiazarán, conservado en lamentable
estado, en Villabona. Foto: B.R. el Blog de Bernar
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También Zumárraga posee edificios de interés: se puede empezar el circuito con el edificio de Escuelas Legazpi, de Domingo Aguirregengoa, de marcado estilo institucional años 20. El Racionalismo está bien representado y buena parte de los edificios de la villa se adscriben a este canon; el edificio Itzalon de Félix Llanos y Ciudad Jardín de J.A. Ponte, son los mejores ejemplos del racionalismo en nuestra villa, así como el Grupo Legazpi, de autor desconocido y el maravilloso inmueble del cine Zelay Aristi. En perfecto estado de conservación y habitabilidad todos ellos, salvo el desaparecido Itzalon, lamentable pérdida para Zumárraga que, dada la importancia del edificio y su indiscutible belleza, nadie se explica cómo se pudo permitir.
Anímense a descubrir en su paseo consuetudinario todos estos edificios de misteriosa belleza, deléitense en la serena pureza geométrica de sus líneas, admiren el talento humano que creó estas obras de arte que se arruinan ante nuestros palurdos ojos y laméntense de la mala cabeza e ignorancia suprema de nuestros políticos locales, por lo general con menos luces que una patera. Enséñenselo a sus jóvenes acompañantes para que en el mal ejemplo que les damos aprendan a qué desastres les llevará perseverar neciamente en sus errores. Y sobre todo, lean B.R., que es lo que hace la gente guapa, inteligente y con ideas propias; es gratis y se lo pasarán estupendamente.