domingo, 4 de septiembre de 2011

Cómo hacer chuletas

Considero inmoral copiar en los exámenes, que quede claro así que jamás he copiado en mis exámenes de Módulo. He de confesarme, eso sí, impenitente pecador de tal materia grave en mis años de bachiller pajillero y perfecto gilipollas, pasando apuros con las Ciencias (vergüenza debería darme, lo sé) y sudando con el siempre elegante Latín (no me arrojen cacahuetes). Sí, lo confieso, yo inventé la usadísima y salvadora Chuleta de Doble Rollo. Estudiantes del mundo, inclinaos ante mi genio y pagadme los derechos de autor que vuestras carreras me deben.
Yo traje la Chuleta de Doble Rollo a Euskadi, chavales.
-Yo traje la Chuleta de Doble Rollo a Euskadi, chavales-
Foto: B.R. el Blog de Bernar
La C.D.R., Chuleta de Doble Rollo, es perfecta para los exámenes con grandes extensiones de texto plagadas de ideas que además deben ir bien encadenadas, como las largas y exigentes exposiciones en Filosofía o Literatura donde hay un sinfín de datos difíciles de memorizar. Estos exámenes se suelen realizar redactando ordenadamente todo lo que sepa uno sobre el tema propuesto, desarrollando las ideas en forma de ensayo expositivo por lo que es imprescindible cierta técnica literaria. Las chuletas hoja a hoja no son prácticas por la cantidad de texto a copiar y la necesidad de que este corra con ligereza entre los dedos para encontrar el tema que se necesita en el momento preciso. 
Con el Doble Rollo esto está resuelto: una tira de papel contínua de unos cinco metros de largo enrrollada en los dos extremos dejando en el centro el texto a la vista. Se gira el rollo de un lado u otro según la dirección de texto que se desee, algo parecido a un moderno i-pad. Es fácil de ocultar bajo la palma de la mano y no se corre el peligro de que se le caigan a uno todas las chuletas al suelo; es fácil deshacerse de ella llegado el caso. Se pueden tener íntegros todos los apuntes que necesitemos en una sola chuleta gracias a su enorme capacidad, ya que se puede hacer todo lo larga que uno desee.

Preparando la Chuleta de Doble Rollo
Foto: B.R. el Blog de Bernar

En los exámenes de exactas, la concisión es la que manda. Vaya por delante que no te valdrán de nada las chuletas en Matemáticas o Física y Química si no tienes ni idea, pero una formulita a tiempo puede ser la diferencia entre pasar a la Uni o perder el tren. La minúscula hojita de papel hábilmente oculta es en mi opinión la opción a tomar ya que pueden meterse todas las fórmulas necesarias en muy poco espacio; se oculta en cualquier sitio o en la misma mano y se la puede uno tragar rápidamente en caso de apuro. El bolígrafo Bic, con su cuerpo de caras planas, es ideal para este menester grabando con sutil aguja las salvadoras fórmulas en este discreto soporte.  Las correas de reloj pueden servir también siempre que sean de material sintético de color negro: se usará un fino lapicero o bolígrafo negro cuyo trazo visto a contraluz revelará el críptico mensaje oculto a simple vista...
Especialmente socorridos en los exámenes de letras son los diccionarios de Latín o Griego, convertidos a la sazón en profundos baúles y aún pozos del conocimiento unos y en clandestinas bibliotecas otros, tal era la cantidad de apuntes que llegaban a contener con mayor o menor disimulo. Alguno casi doblaba las páginas del original. Yo solía llevar discretamente apuntadas las conjugaciones de verbos defectivos que no me las sabía bien: aunque me aconsejaran tener voluntad nunca dominé ni el moneo ni el volo ni el nolo.

A pesar de la invasión de la tecnología en el viejo arte de copiar en los exámenes, estos clásicos métodos siguen siendo de probada eficiencia y aunque parezca mentira, todavía burlan a cientos de docentes cada año. Pero una cosa es cierta: no te la juegues si puedes salir adelante estudiando aplicadamente. Tu propio esfuerzo te llevará mucho más lejos que todos los trucos que seas capaz de hacer porque a fin de cuentas si pasas un exámen con trampa, no sólo has engañado al profesor, engañas a los demás pretendiendo haber aprobado con unos conocimientos que no posees y que tarde o temprano se te pedirán.
En casi todos los países europeos el copiar en los exámenes se considera un fraude gravísimo que suele acabar no sólo con la carrera del mal estudiante sino con su prestigio personal y social, siendo incluso evitado por sus propios compañeros y amigos. Un político del que se descubriera tal falta no podría presentarse a nada ya que se le supondría una gran capacidad de engañar a sus semejantes.

La Chuleta de Doble Rollo en acción 
Foto: B.R. el Blog de Bernar

Yendo más lejos, imagínense un médico que hubiera obtenido su título con trampas (es imposible, lo sé, pero imagínenlo por un momento), o un electricista a quien confían la instalación de su casa, o la sorpresa que se lleva un empresario cuando descubre que su empleado recién titulado es un fraude.
Aquí deberíamos esforzarnos tal vez algo más en tratar de erradicar esta fea costumbre. Ciertamente quien se acostumbra a medrar así puede que acabe siendo engaño tras engaño, mentira sobre mentira, uno de esos personajes sin integridad moral, fácilmente corrompibles por estar atrapados en el torbellino del mal, empanatanados en el lodazal de sus mentiras, cuyos actos suelen además influir negativamente en su entorno inmediato. Todos conocemos por desgracia algún caso.

Distinta suele ser por cierto la gente que acostumbrada a los resultados del propio esfuerzo sin trampas hace gala de su honestidad, siendo primero estudiantes limpios y luego buenos profesionales, optando por transitar por el camino del bien; hombres y mujeres buenos, casi héroes batiéndose el cobre en lo cotidiano cuyas vidas aunque más modestas tienen verdadero sentido y son un buen ejemplo para todos. Por suerte, de estos conocemos a muchos más que de los otros.
Aunque un pecadillo, ¿quién no lo ha hecho nunca?

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