lunes, 23 de enero de 2012

Soluciones para Urola Garaia

Es posible que este artículo genere cierta polémica dado que siempre se dijo que "a grandes males, grandes remedios". Y grandes además de graves son los males que nos asolan, especialmente en nuestra recóndita comarca, caracterizada por un paro endémico sobre el que cualquier atisbo de crisis se ceba sañudamente, disparando sus cifras y rebajando con lima basta las de bienestar y satisfacción ciudadana. Las consecuencias del descenso de poder adquisitivo pronto se dejan ver: el consumo disminuye drásticamente y muchos comercios se ven abocados al cierre, los jóvenes emigran a países más serios, los bancos cierran el grifo del imprescindible crédito, los que se quedan comienzan a sen
Tal vez tengamos que plantearnos en serio el romper con los modelos
estables, lo que no tiene por qué ser impopular. 
Foto: B.R. el Blog de Bernar
tir al perro callejero de la pobreza mordiéndoles glotonamente las canillas.
Tal vez las actuaciones más radicales e inesperadas puedan ser un revulsivo que reactive la economía de la zona librándonos del oscuro espectro de la crisis para muchas generaciones. Como decimos ahora los técnicos, romper los modelos estables.
¿Cuáles son nuestros modelos estables? Los pilares de nuestra economía han sido primero, nuestra situación geográfica como nudo de comunicaciones; segundo, la industria. Que debemos seguir aprovechando más y mejor lo primero, es indiscutible. Pero el otro modelo tal vez esté empezando a estar agotado. Las empresas que tiraron del carro se establecieron y tuvieron su gran auge en el desarrollismo de los 50s y 60s; desde entonces, ninguna nueva gran compañía se ha establecido en nuestro valle. Peor aún, muchas han quebrado o cerrado. Esto es obvio y todo el mundo lo ve.

Ahora, pasemos directamente al escándalo.
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Imagínense toda la avenida donde están las empresas Sarralde, Irimo, etc, sí, toda esa avenida convertida en una rutilante milla de grandes casinos al estilo de Las Vegas o Reno.
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No es porque sea mía, pero creo que es una idea maravillosa.
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Se generarían no cientos, sino miles de puestos de trabajo y no sólo de camareros y croupiers, sino de instaladores, mantenimiento, constructores, electricistas... esto no sólo solucionaría el paro persistente sino que además atraería miles de visitantes dispuestos a vaciar su cartera aquí cada año, con lo que los pueblos crecerían, habría que construir más hoteles, más tiendas, más locales de todo tipo abiertos al público a todas horas: cafeterías, peluquerías, salones de belleza,  incluso la Iglesia se beneficiaría con la avalancha de pecadores que llenarían los templos. Todos ganaríamos con el cambio, un cambio con futuro, una prosperidad cierta para todos.
Otra solución radical es algo que he oído comentar a más de uno últimamente, hablando del precio de la vivienda. A mí me parece estupendo, oigan.

Es posible que el actual modelo industrial se esté agotando
como motor de la economía comarcal
Foto: B.R. el Blog de Bernar

Deberían constuirse edificios de viviendas altos de al menos 50, han leído bien, alturas. Así se abaratarían enormemente los costes y podría salir cada vivienda a 60.000€ o incluso menos, con buenos niveles de calidad. Estos edificios altos, cuanto más mejor, tienen otras grandes ventajas en cuanto al ahorro y gestión energéticos. Permiten grandes instalaciones autogeneradoras, solares o de cualquier otro tipo de ingeniería, que hacen posible que el edificio no sólo genere su propio fluido eléctrico, sino que incluso produzca excedente energético que se revenda a las compañías. Su propio diseño, si el arquitecto es innovador, puede aprovechar las corrientes de aire ascendentes que se originan de manera natural en estos edificios. Sus pisos más elevados se suelen aprovechar para coquetos restaurantes y miradores con la mejor vista de la ciudad, algo que suele gustar a los turistas.
Los edificios altos con viviendas a precio justo permitirían una mayor confianza de los bancos, ya que una persona con empleo estable se puede permitir sin problemas de pago un crédito por incluso unos 80.000€ a no más de 20 años, lo que suena bastante más razonable que las barbaridades crediticias que se proponen hoy día. La mayor facilidad del crédito a viviendas sería otro buen factor de desbloqueo a la circulación del dinero.
Las ciudades con barrios de edificios altos y rascacielos atraen a la gente. Un buen barrio residencial con esbeltos bloques de 70 o 100 plantas aumentaría nuestra población en más de 3000 familias con lo que supone de beneficio a la villa. Deberíamos pensarlo. Por otro lado, a partir del piso doce, disfrutarían de un aire envidiablemente limpio, yo desde luego, no dudaría en comprarme un coqueto apartamento en la planta noventa y tantos, cuanto más alto, mejor. Sin duda, también ganaríamos todos con este cambio.
Igual, hasta me presento para Alcalde.

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