La vida en vuelo: el Vencejo Apus apus vive toda su vida en el
aire, sin tocar el suelo nunca.
|
El Vencejo es un micropodiforme de la familia de los Vencejos. Sus costumbres no son muy conocidas. Extendido por toda Europa, hasta China y noroeste de Africa, inverna al sur del Sahara. Mide de 18 a 21 cm. Su plumaje es de un modesto grisáceo oscuro, ligeramente más claro en la parte ventral. Emigra a comienzos de agosto y regresa en abril o mayo. Es capaz de recorrer 900 km en un día.
Desde su primer vuelo, toda la vida del Vencejo transcurre en el aire, lo que dificulta enormemente su estudio a los ornitólogos. Una vez que abandona el nido, ya no regresa a él jamás. No hay vuelos de prueba ni aprendizaje. Cuando les llega el momento de volar lo hacen por primera y única vez. Nunca tocan el suelo desde donde tendrían grandes dificultades para despegar, siendo presa fácil de los gatos, y en el mejor de los casos, se llegan a posar en los escarpes inaccesibles donde colocan sus nidos: paredes altas, aleros o cornisas elevadas son los lugares que suele escoger para anidar. Los materiales para su construcción los recogen también al vuelo, como pajas, plumas, pelusa o palitos arrastrados por el viento que une con su saliva pegajosa. El nido es el lugar donde ponen los huevos y mantienen a la pollada, pero no residen en él. Ni siquiera para dormir o refugiarse.
Guerrillero del aire: el Vencejo Apus apus, captura insectos al
vuelo entre atrevidas acrobacias. Excelente volador, esquiva
con facilidad a sus depredadores.
|
Se alimentan de insectos voladores a los que diezma y mantiene sus poblaciones estables, así que son imprescindibles para controlar el equilibrio ecológico. Consumen anualmente toneladas de estos insectos que cazan sin cesar haciendo acrobáticos alardes de técnica de vuelo. Como ya se habrán imaginado, también se aparean en vuelo. El galanteo ocurre entre mayo-junio con los exhibicionistas machos compitiendo por las hembras. Consumado el asunto, la hembra pone 2 ó 3 huevos blancos que incuba durante 18 días, mientras el macho se ocupa de la intendencia. A las seis semanas de nacidos, los polluelos abandonan el nido.
Disfruten del espectáculo veraniego que ofrecen estos pajarillos. Intenten perseguir su vuelo armados con unos buenos prismáticos y admírense ante las asombrosas capacidades con que la Naturaleza ha dotado a estos animalitos tan veloces y alborotadores, todo un símbolo de libertad. Y naturalmente, no dejen de leer B.R. el blog de Bernar, que es lo que hace la gente guapa e inteligente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario