martes, 31 de enero de 2012

Hispano-Suiza

El más deseado: Logotipo de la Hispano-Suiza.
"Los carros asolarán los caminos,
se desafiarán unos a otros,
brillarán como antorchas,
correrán como relámpagos"



El esbelto emblema de Hispano-Suiza define la filosofía
de la marca. Remataba elegantemente el radiador.

Hasta 1936 un automóvil prodigioso por su belleza y avanzadas prestaciones no tuvo rival en los circuitos y en los concesionarios más prestigiosos, reinando sobre todas las demás grandes marcas de automóviles como De Dion, Daimler o Rolls-Royce, la única que osó ponerse a la altura de su rival siendo tras su desaparición una digna sustituta en el mercado del ultralujo, aunque sin aproximarse al carácter deportivo e innovador de la mítica marca española: la Hispano-Suiza.
Mientras otras marcas basaban el concepto de lujo en añadir caros y pesados materiales, cuanto más mejor, los atrevidos y futuristas diseños y soluciones técnicas de Hispano-Suiza arrasaban entre los clientes más exigentes y los compradores más ricos que sucumbían ante el irresistible encanto, potencia y deportividad de los bellos modelos. Hispano-Suiza no sólo fabricaba los preciosos vehiculos de lujo con los materiales más caros. novedosos y exquisitos, tenía el añadido de la tecnología automovilística puntera en el momento, lo que aportaba a sus coches una potencia y velocidad nunca vista hasta entonces que literalmente humillaba a sus rivales. Hay que tener en cuenta que al igual que Rolls Royce, Hispano-Suiza fabricaba motores de aviación. Ningún potentado del momento podía dejar de tener un Hispano-Suiza en sus cocheras.
Fueron los empresarios D. Damián Mateu y D. Francisco Seix junto con el ingeniero suizo Markos Birkigt quienes con un capital de 500.000 pesetas pusieron en marcha la empresa en 1904. Pronto llegaron sus primeros éxitos, sucesivas ampliaciones de capital y nuevos modelos, como el primer seis cilindros hecho en España, que continuaron su trayectoria de buen hacer. La competición dio gloria a la marca, aún no había llegado Enzo Ferrari con sus caballos locos, y en pocos años se convirtió en un mito imbatible, catapultando el éxito de la Hispano-Suiza y situándola en el primer lugar entre las grandes marcas, lugar que sigue ocupando entre los aficionados al motor clásico. O no tan clásico.

Hispano-Suiza HS-21 GTS: Los nuevos Hispano-Suiza mantienen lo que dió fama y mito a la marca: deportividad, tecnología punta, potencia y diseño en automóviles de ensueño que hacen palidecer a los de su propia categoría.
Un nuevo portento automovilístico rugió por los circuitos de prueba entrado el s.XXI. Retomada la empresa en los años 90 por la empresa de ingeniería MAZEL con el apoyo de capital del grupo Peralada, el espíritu de alta competición volvió a latir en el corazón de un automóvil con el mítico logo en su calandra.
Presentado en el salón de Ginebra en el 2000, el Hispano-Suiza HS 21 causó sensación. Un par de años después se presentó en el mismo salón el Hispano-Suiza HS 21 GTS, un impresionante bólido de competición V8 con 600CV de potencia. La garza de plata levantaba el vuelo volviendo a deslumbrar al mundo. Más y mejor que antes.

El impresionante Hispano-Suiza H.S. 21 no necesita comentarios.
Hubo incluso un indigno intento de apropiación indebida de la marca por parte de la empresa Delmar 04 que presentó en el 2002 en Ginebra un V10 de diseño un tanto orientalizante con un logo que imitaba la marca o más bien la falsificaba descaradamente induciendo a confusión a los posibles clientes; sin dejar de ser un deportivo potente, encendió la mecha del escándalo y actualmente el asunto está en los tribunales.
En el mercado de las berlinas de clase alta, Hispano-Suiza dispone del distinguido modelo K8, pensado para los usuarios ricos que gusten de realizar largos viajes por carretera con su pareja, disfrutando de un comfort, exclusividad y deportividad absolutos.
Naturalmente, son coches pensados para una élite de población muy determinada. Estos coches son unos de los más caros del mundo. Cualquiera no puede ni podrá nunca disfrutar de un Hispano-Suiza, salvo del goce de su contemplación si lo ve aparcado en algún lugar. Hay que ser bastante rico para poder comprarse uno. Si están entre estos afortunados, los que se pueden interesar por un Veyron o un Banquish, demuestren su buen gusto y conocimiento del arte de vivir poseyendo uno de estos automóviles exclusivos y distinguidos. 

 

viernes, 27 de enero de 2012

Pelea a muerte en Huerta de Arriba

La verdad es que ya veníamos calientes de Valdepez, después de haber estado en las salvajes fiestas de Salas de los Infantes hasta las tres de la madrugada más o menos. Alguien dijo "a Valdepez" y nos metimos todos en el coche. Dábamos bandazos infernales por aquellas carreteras de montaña reparcheadas, borrachos perdidos, hasta las cartolas de speed y con la música rock a tope en el radio cassette del Seat 127, así entramos en Valdepez, dando el cantazo más molón del momento y entrando al pueblo como estrellas del rocanrol según nosotros, llamando lamentablemente la atención según los que nunca han disfrutado de la fiesta.

Allí estoy yo, como de costumbre testigo de la
gañana condición humana. Foto: B.R. el Blog de Bernar
Entramos en tromba en el primer bar que se puso en nuestro camino y saqueamos la barra pidiendo lo más fuerte que pudiera darnos. El cachas de Sony bramaba como un toro con sus amigotes a coro futbolero y el resto de la panda uniéndose en el universal Athleeeetic que nos une a todos los vascos cuando estamos de vacaciones en Castilla, en el puto pueblo de los viejos pasando un mes entero. Los amigotes, claro está, son de idéntica condición, bilbaínos de pura cepa baracaldesa. Más chulos que veinte.

Allí estoy yo, testigo como de costumbre de la gañana condición humana.

Se nos había pegado el Chusma, alias Chorriminga, en Salas; pero en una de sus demostraciones corriendo cuarenta metros hacia atrás como en los entrenamientos de su equipo de balonmano, tropezó con un bestia del campo que iba igual de cocido que él. Dos mulos en apuros. Los absurdos razonamientos de Chorriminga no apaciguan al mocetón que entre risas y veras está cada vez más mosqueado. Chorriminga, en lugar de disculparse y darse el bote de allí, trata de convencerle de las bondades del balonmano con una demostración de bloqueo del oponente. El gañán se cree que además de vacilarle le trata de atacar y en respuesta le lanza un puñetazo a la mandíbula. Chorriminga no se arredra, adopta pose de boxeador y lanza un perfecto crochet que le alcanza al otro de lleno. El campesino se recupera rápidamente y comienza un duro intercambio de puñetazos. Mientras se peleaban concienzudamente cuales dos encelados becerros aprovechamos para darle el esquinazo dirigiéndonos discretamente al coche, dejando a nuestras espaldas el ruido de los puñetazos y el jaleo de la gente que había formado corro.
Al entrar en el coche y antes de arrancar, las preceptivas rayotas de speed. A medio camino, suena en el radio cassette una canción molona, así que paramos el seat 127 en mitad de la carretera y salimos a bailar y a dar alaridos. Uno es el cantante, otro el punteo, otro el rítmica. Sony no puede más, avanza balbuciente hacia la cuneta, se inclina y vomita estruendosamente, con toda la potencia de la que sus bien esculpidos abdominales son capaces. Los demás jo, jo, jó, eehh, eehh, buahh, buahh, aupa athletic, aupa Sony eres grande colega hasta la muerte y somos la hostia todos aquí. Ha sido una pota sufrida, sentencia Sony, ha sido una pota sudada. En ese estado continuamos hasta Valdepez, como estaba contando. Después de repostar convenientemente volvimos al seat 127 a continuar la ruta. Próxima parada, las salvajes fiestas de Huerta de Arriba.


Tasín quería armarla parda, enseguida empezaron las hostias.
Foto: B.R. el Blog de Bernar
Algunos de los mozos de nuestro pueblo habían llegado antes que nosotros y aparcamos junto a sus coches a las afueras del pueblo. Huerta de Arriba está a más de 1100 m. sobre el nivel del mar. Hacía un frio tremendo y tras pasar por la verbena que estaba en su punto álgido nos fuimos al calor del local de juventudes que estaba hasta el techo de gente, todos con una curda sensacional. No tardaron a entrar compactos como un equipo de fútbol los susodichos mozos naturales de nuestro pueblo, montaraces y peleones conocidos en toda la Sierra. Son rudos, duros y muy fuertes, curtidos por el aire libre del monte, llevan toda la noche bebiendo un gin-tonic tras otro y su diversión favorita es montar gresca. Entre ellos se ha metido el Tasín, alto, delgado y muy nervioso. No es mal chico, pero no se come una rosca y últimamente cualquier cosa le hace saltar. No está acostumbrado a la juerga dura como los otros y ha bebido más de lo que debería. Fija la  mirada en un tipo de la barra, un tipo cualquiera, un currela del campo pasando las fiestas acompañado de las primas guapas de la ciudad como hay cientos en verano, pero Tasín lo ha escogido como blanco de su odio contenido. No pasa mucho tiempo hasta que una de las chicas le avisa al tipo de que hay un extraño mirándole con insistencia desde hace un rato.
El tipo no hace caso al principio, pero Tasín insiste en su impertinente fijación. Las chicas empiezan a sentirse claramente molestas; el tipo decide que ya está bien e interviene en la extraña situación.¿Te pasa algo? Tasín contesta bravío y farruco, el otro se acerca reclamando su territorio con aire desafiante. Tasín se encrespa como un gallo de pelea y pasa directamente a los insultos buscando armarla parda.
Estaba a punto de montarse una de esas legendarias peleas entre pueblos de las que tanto habíamos oído hablar. Sony empezó a tensar los músculos motivado por el calentorro ambiente. Decidimos evacuarnos rápidamente de allí. Mientras organizábamos la evacuación ocurrió lo inevitable.
El desconocido comprende la situación rápidamente y le suelta una buena hostia a Tasín que recula unos pasos atrás sin llegar a perder el equilibrio, era el estímulo que necesitaba. Dando espantosos alaridos se lanza como un tigre hacia adelante con todo su cuerpo en tensión, lanzando puñetazos a ciegas a diestro y siniestro. ¡Que le mato!¡Que le mato! gritaba a voz en cuello, histérico perdido. Las chicas se apartan horrorizadas y el desconocido que no ha necesitado sus mejores facultades físicas para esquivar al mequetrefe, no sabe si reirse o llorar. Decide coger a las chicas y largarse de allí mientras en el abarrotado local estalla el todos contra todos.
Sony con Javi Cagüendiós, que tenía experiencia militar, se lucieron cubriendo nuestra salida. A nuestras espaldas queda una barahúnda infernal de gritos, blasfemias espantosas, juramentos de venganza para la eternidad y toda tu familia, ruido de hostias y de vasos rotos. Una vez fuera del local salimos a paso ligero, es decir, corriendo tratando de no llamar la atención, hacia el seat 127. Decidimos que por aquella noche ya era suficiente diversión, guardamos el resto del speed para el día siguiente, arrancamos y nos fuimos a nuestro pueblo escondido en la Sierra, a dormir como angelitos.

lunes, 23 de enero de 2012

Soluciones para Urola Garaia

Es posible que este artículo genere cierta polémica dado que siempre se dijo que "a grandes males, grandes remedios". Y grandes además de graves son los males que nos asolan, especialmente en nuestra recóndita comarca, caracterizada por un paro endémico sobre el que cualquier atisbo de crisis se ceba sañudamente, disparando sus cifras y rebajando con lima basta las de bienestar y satisfacción ciudadana. Las consecuencias del descenso de poder adquisitivo pronto se dejan ver: el consumo disminuye drásticamente y muchos comercios se ven abocados al cierre, los jóvenes emigran a países más serios, los bancos cierran el grifo del imprescindible crédito, los que se quedan comienzan a sen
Tal vez tengamos que plantearnos en serio el romper con los modelos
estables, lo que no tiene por qué ser impopular. 
Foto: B.R. el Blog de Bernar
tir al perro callejero de la pobreza mordiéndoles glotonamente las canillas.
Tal vez las actuaciones más radicales e inesperadas puedan ser un revulsivo que reactive la economía de la zona librándonos del oscuro espectro de la crisis para muchas generaciones. Como decimos ahora los técnicos, romper los modelos estables.
¿Cuáles son nuestros modelos estables? Los pilares de nuestra economía han sido primero, nuestra situación geográfica como nudo de comunicaciones; segundo, la industria. Que debemos seguir aprovechando más y mejor lo primero, es indiscutible. Pero el otro modelo tal vez esté empezando a estar agotado. Las empresas que tiraron del carro se establecieron y tuvieron su gran auge en el desarrollismo de los 50s y 60s; desde entonces, ninguna nueva gran compañía se ha establecido en nuestro valle. Peor aún, muchas han quebrado o cerrado. Esto es obvio y todo el mundo lo ve.

Ahora, pasemos directamente al escándalo.
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Imagínense toda la avenida donde están las empresas Sarralde, Irimo, etc, sí, toda esa avenida convertida en una rutilante milla de grandes casinos al estilo de Las Vegas o Reno.
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No es porque sea mía, pero creo que es una idea maravillosa.
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Se generarían no cientos, sino miles de puestos de trabajo y no sólo de camareros y croupiers, sino de instaladores, mantenimiento, constructores, electricistas... esto no sólo solucionaría el paro persistente sino que además atraería miles de visitantes dispuestos a vaciar su cartera aquí cada año, con lo que los pueblos crecerían, habría que construir más hoteles, más tiendas, más locales de todo tipo abiertos al público a todas horas: cafeterías, peluquerías, salones de belleza,  incluso la Iglesia se beneficiaría con la avalancha de pecadores que llenarían los templos. Todos ganaríamos con el cambio, un cambio con futuro, una prosperidad cierta para todos.
Otra solución radical es algo que he oído comentar a más de uno últimamente, hablando del precio de la vivienda. A mí me parece estupendo, oigan.

Es posible que el actual modelo industrial se esté agotando
como motor de la economía comarcal
Foto: B.R. el Blog de Bernar

Deberían constuirse edificios de viviendas altos de al menos 50, han leído bien, alturas. Así se abaratarían enormemente los costes y podría salir cada vivienda a 60.000€ o incluso menos, con buenos niveles de calidad. Estos edificios altos, cuanto más mejor, tienen otras grandes ventajas en cuanto al ahorro y gestión energéticos. Permiten grandes instalaciones autogeneradoras, solares o de cualquier otro tipo de ingeniería, que hacen posible que el edificio no sólo genere su propio fluido eléctrico, sino que incluso produzca excedente energético que se revenda a las compañías. Su propio diseño, si el arquitecto es innovador, puede aprovechar las corrientes de aire ascendentes que se originan de manera natural en estos edificios. Sus pisos más elevados se suelen aprovechar para coquetos restaurantes y miradores con la mejor vista de la ciudad, algo que suele gustar a los turistas.
Los edificios altos con viviendas a precio justo permitirían una mayor confianza de los bancos, ya que una persona con empleo estable se puede permitir sin problemas de pago un crédito por incluso unos 80.000€ a no más de 20 años, lo que suena bastante más razonable que las barbaridades crediticias que se proponen hoy día. La mayor facilidad del crédito a viviendas sería otro buen factor de desbloqueo a la circulación del dinero.
Las ciudades con barrios de edificios altos y rascacielos atraen a la gente. Un buen barrio residencial con esbeltos bloques de 70 o 100 plantas aumentaría nuestra población en más de 3000 familias con lo que supone de beneficio a la villa. Deberíamos pensarlo. Por otro lado, a partir del piso doce, disfrutarían de un aire envidiablemente limpio, yo desde luego, no dudaría en comprarme un coqueto apartamento en la planta noventa y tantos, cuanto más alto, mejor. Sin duda, también ganaríamos todos con este cambio.
Igual, hasta me presento para Alcalde.

miércoles, 4 de enero de 2012

Viaje a Burgos

Si aún no sabe qué hacer el fin de semana siempre puede ir a pasarlo a Burgos, la bella ciudad cabeza de Castilla. Es una excursión cómoda por su cercanía y alojamientos, interesante por su valor cultural y con el tamaño adecuado para disfrutarla en un fin de semana, desde el viernes noche hasta el domingo tarde. Es además un viaje perfecto para hacerlo en invierno, cuando el paisaje castellano adquiere toda su grandiosidad, fuerza y razón de ser. Si le motiva el frío y el silencio espiritual, la majestuosa soledad de Burgos le está esperando.
Apenas dos horas se tardan en coche desde Zumárraga vía Echegárate. El viaje en sí es ya un aliciente con el paso desde el verde y frondoso paisaje guipuzcoano envuelto en brumas al despejado llano alavés, con sus tonos ocres y pardos y su alto cielo ya castellano geográficamente. Vitoria llega pronto y tras pasarla velozmente llegaremos en apenas un cuarto de hora por las amplias carreteras alavesas a Miranda de Ebro, inmediatamente sobre la frontera con el País Vasco. Miranda tiene industria azucarera y un euskaltegi o escuela oficial de vascuence. También es un nudo ferroviario importante y es famosa la valla de varios Km de longitud que corre paralela al terreno del ferrocarril. Al salir de Miranda, divisaremos al fondo del paisaje una cordillera con un tajo abierto en medio de ella como único paso practicable: es Pancorvo.
Al atravesar Pancorvo, verdadera puerta de Castilla ya que no hay otro lugar por el que se puedan atravesar los escarpados montes Obarenes, el aire se vuelve más limpio, más transparente, ese aire netamente castellano que seca el pelo y la piel. También se percibe esa brisa rápida que en Pancorvo sopla con gélida intensidad al atravesar el desfiladero, único paso que la sierra deja al viento hacia el Norte, por lo que el aire al formar un embudo se arremolina allí y por eso en Pancorvo sopla constantemente ese viento cortante inhóspito y hostil, seco y frío que le deja a uno tieso y vuelve huraños a sus habitantes. Nadie se queda mucho tiempo en Pancorvo pero a cambio casi todo el mundo para un rato allí.
Y el silencio castellano tan seco y frío como el aire; espectral e implacable.
Perder un rato paseando a pie por el desfiladero es una buena idea para apreciar la dimensión de los acantilados de piedra gris cortados a pico con paredes de afiladas aristas verticales. Por el fondo discurre un río y apenas hay sitio para la antigua carretera nacional convertida en vía turística alternativa a la autopista mucho más cómoda. Claro que nosotros, como buenos viajeros, seguiremos por la vieja ruta por la que sin duda disfrutaremos el viaje mucho más.
Seguir esta vetusta carretera tiene la compensación del puerto de La Brújula, donde pararemos a almorzar y estirar las piernas un rato. En los años 70, La Brújula era un precioso parador de turismo con mucha categoría. Todos los viajeros interesantes paraban allí. Con los años aquello perdió su buen hacer y el enorme edificio se dividió en tres con la consiguiente merma de calidad. El local perdió todo su encanto y personalidad y hoy día es un conjunto de baretos de carretera chungos como hay miles, con mozos de barra mal encarados, cocinas grasientas, clientes patibularios y camareras feas. Así que almorzaremos en el coche y en todo caso usaremos sólo los servicios del desclasado local.
Tras habernos reído un rato de los de La Brújula tendremos a la noble ciudad de Burgos a la vista. Sobre la estepa áspera azotada por los elementos, Burgos parece flotar como una ciudad medieval encantada. Lo primero que se percibe a mucha distancia del resto es, cómo no, las blancas torres de la catedral que destacan llamativamente sobre el recio paisaje. En la distancia, Burgos se percibe como una gran ciudad llena de oportunidades. De noche centellea como un astro sobre la meseta con sus luces. De día las torres de sus edificios de piedra caliza brillan bajo el sol como el marfil, siendo visibles a muchas leguas de distancia.
En breves minutos estaremos en el dédalo de la nueva circunvalación de la ciudad; es una obra nueva y las fincas sin edificar aparecen organizadas en grandes parcelas de terreno preparado para convertirse en futuras zonas industriales con buenos accesos por carretera. Viniendo desde el Norte, desembocaremos finalmente en la Avenida de Vitoria, por donde entraremos a la ciudad dejando a nuestra izquierda la emblemática Firestone. Los primeros grupos de viviendas aparecen a la vista y en un momento estamos en Gamonal, antiguamente y pueblo hoy día distrito de Burgos, con su antiquísima iglesia de Sta. María, sólida pieza del románico tardío perfectamente conservada, que merece la pena visitar brevemente.
Mi tía vive cerca, pero no vamos a ir a darle la lata a esta buena mujer. Para alojarse, en Burgos hay excelentes hoteles y nosotros habremos reservado convenientemente nuestra habitación en alguno de ellos. Una vez instalados podemos ir a dar un paseo por las calles de la ciudad e incluso podemos visitar alguno de los varios e interesantísimos museos de Burgos; yo especialmente, recomiendo el Museo Militar en la Avenida Vitoria, el Marceliano Santamaría y el nuevo Museo Provincial que ocupa un magnífico edificio renacentista de piedra. Las calles de Burgos son amplias y limpias e invitan a pasear. Además los comercios jalonan los soportales, especialmente en la parte vieja. Hay muchas tiendas de todo tipo y cómo no, las franquicias que se ven en todas las capitales. También hay un Corte Inglés bastante majo que abre los sábados a la tarde así que con tantas tiendas y bares, el centro ciudad es muy bullicioso.
A las horas de comer un hervidero de gente copa los establecimientos de tapeo formándose un denso tumulto, todos al olor de la morcilla y el  chorizo, el jamón  y los huevos fritos en aceite de oliva, las tablas de ibéricos, el fabuloso queso de oveja de Burgos, las raciones de calamares fritos, las cazuelitas de callos, pulpo a la gallega o estofado de ternera; con tomate, con salsa verde, con champiñones o con pisto; el frenesí palpita especialmente en los alrededores de la Cabaña Arandina y el Mesón Pancho, testas coronadas del tapeo local, pero la riada humana desborda igualmente el casco antiguo inundando todo local que ofrezca comidas.
Así que hay que espabilarse para pillar sitio porque, con tanto pasear, se nos habrá hecho la hora de comer. Nosotros evitaremos esa aglomeración de la parte vieja y nos iremos a comer el menú del día al Menfis, una cafetería-restaurante muy acogedora, en la amplia Avenida de La Libertad. Allí nos atenderá buen servicio y después de reponer fuerzas con unas buenas alubias (que sean de Ibeas) podemos seguir visitando la ciudad.
Para hacer la digestión, nada como un paseo al Castillo que domina Burgos. Los franceses lo dinamitaron y hoy día se está restaurando. Lo poco que se puede visitar ya es impresionante y da una idea de las colosales dimensiones del emplazamiento que durante siglos fue inexpugnable. Las vistas desde allí son por supuesto, magníficas y hay un gran mirador con una rosa de los vientos en el suelo, se recomienda llevar prismáticos. También hay una cafetería con una gran cristalera.
Hasta más o menos las siete de la tarde, las calles están solitarias como la muerte, buen momento para darse una vuelta por otro atractivo de la ciudad como son sus bien nutridas librerías. En el Paseo del Espolón hay dos especialmente seductoras, no dejen de visitarlas. Yo, cada vez que paso por una de ellas, no puedo evitar comprar tres o cuatro libros y alguna revista con el siempre imprescindible Diario de Burgos. Si es Vd. rico y ama los libros, puede pasar por Siloé, especialista en primeras ediciones, facsímiles y casi-originales donde podrá hacerse previo encargo con una copia de ejemplares tales como el Beato de Liébana, libros de Horas famosos, códices miniados, todo a módicos precios desde seis mil euros el ejemplar copiado exactamente con los mismos pigmentos, papel, textura y hasta olor idénticos al original. Ay si yo tuviera dinero.
Mientras vamos al hotel a dejar las compras y descansamos un poco se hará la hora de volver a salir para ir a cenar. Nos ducharemos y vestiremos bien porque saldremos a cenar fuera, hasta el cercano pueblo de Cogollos donde hay un curioso motel donde se encuentra empotrado en cemento el mítico Azor, yate del general Franco, en estado lamentable. Nadie pone obstáculos a que los visitantes paseen a sus anchas por los destartalados restos donde ya no queda nada salvo el propio barco, pura chatarra. No esperen poder llevarse un recuerdo como manillas de puerta, colgadores de pared o cualquier bello objeto náutico, todo fue minuciosamente expoliado en su momento. En realidad el gran atractivo del lugar no es el ruinoso reclamo histórico, sino el magnífico cordero que se asa en los hornos del restaurante adjunto al motel. Además del lechazo, el restaurante es especialista en carnes asadas de calidad como solomillos o enormes chuletones que dejan pequeños a los famosos chuletones guipuzcoanos. También tiene un curioso museo agrícola y un salón de baile que los sábados a la noche organiza fiestas para gente un tanto carroza: divorciados, separados, solterones... si lo desean pueden quedarse un rato, se liga muchísimo y se va directo al grano, o sea, tomamos una copa y vamos a mi casa.
Tal vez después de cenar como señores lo que nos apetezca más bien sea irnos de copas. Volvemos a la ciudad. Al lado de la Catedral está una de las dos zonas de copas principales de Burgos: las Llanas. Son una serie de plazas comunicadas entre sí llenas de bares de copas. Hay mucho ambiente nocturno ya que allí acude toda la ciudad a divertirse de noche. Cuando los locales de Las Llanas cierran, la gente emigra a Las Bernardas donde están los mejores locales de la ciudad y se sirven copas hasta bien entrada la mañana siguiente. Nosotros no haremos tales excesos y nos retiraremos a dormir a una hora razonable. Es lo prudente porque a partir de ciertas horas son frecuentes las reyertas.
El Domingo lo podemos dedicar a ver la Catedral, lo que nos tomará su tiempo. No me voy a explayar en vanas descripciones de un monumento tan conocido, pero sepan que una buena visita les puede tomar varias horas. Recuerden eso sí, que están en un templo católico en uso: guarden el debido decoro tanto en vestimenta como en conducta.
Después de comer podemos terminar el día visitando la fascinante Cartuja de Miraflores, aún habitada por los monjes Cartujos. Ya no está el tenebroso y desasosegante cuadro del Demonio tentando a no sé cual santo. Se puede visitar buena parte del monasterio que encierra valiosas obras de arte y estancias llenas de misterio. Hay quien asegura haber sentido presencias en sus angostos pasillos. La verdad es que quedarse solo allí da cierta prevención.
Hay muchos más lugares de interés: San Pedro de Cardeña, Las Huelgas Reales, Atapuerca, San Lesmes, etc.; los podremos ver en nuestras próximas excursiones porque yo les aseguro que el que visita Burgos una vez, siempre vuelve.